Cada 28 de junio se conmemoran las revueltas de Stonewall en el
Grenwich Village de New York en 1969, acontecimiento que originó el movimiento
de liberación lésbico, gay, transexual y bisexual. Actualmente, se celebra y es
conocido como el Día del Orgullo LGTB.
Las siglas LGTB
engloban a el colectivo de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales. Este
gran colectivo gracias a las manifestaciones de sensibilización y a las
constantes reinvidicaciones para ser conocidos y respetados, la sociedad está más
concienciada y está avanzando hacia una aceptación de la diversidad afectivo –
sexual de estas personas.
El amar libremente a
la persona que elijamos es un derecho que la sociedad debe aceptar, no es
cuestión de género ni de sexo, es la libertad de elegir y de expresar nuestro
amor y nuestra decisión sin temor a represalias de ningún tipo.
Hoy en día tanto la
homosexualidad, bisexualidad como la transexualidad, es ilegal en 70 países del
mundo; y en siete (Irán, Afganistán, Arabia Saudí, Mauritania, Sudán, Pakistán
y Nigeria) se castiga con la muerte. En el resto de los países es legal, pero
no con esto se consigue que la gente lo respete. Cambiar las leyes es sólo un
paso para cambiar las mentes de personas que viven en la homofobia y se basan
en estereotipos que han ido heredando tradicionalmente.
En España, aún no
hemos andado ni la mitad del camino hacia el respeto y la igualdad real de
lesbianas, gays, transexuales y bisexuales. Todavía este colectivo se ve
discriminado en muchos ámbitos como: la educación, la salud, el trabajo, el
acceso igualitario a distintos servicios, las relaciones sociales... Un sin fin
de cosas que hacen que no sean tratados con respeto e igualdad por no amar como
en esta sociedad se considera “normal”. El desprecio que a veces sufren llega
hasta el límite de ser maltratados psicológicamente y en extremos nos hemos
encontrado con maltrato físico, sólo por elegir su orientación sexual. Estas
personas no quieren ser diferentes, ni piden un trato especial, simplemente piden
elegir que no se discriminen sus sentimientos, piden poder elegir su
orientación sexual y sobre todo abogan por la igualdad.
No podemos hablar de igualdad real, mientras en nuestra sociedad sigan
existiendo estereotipos sociales, religiosos y estéticos en los que se imponga
la “normalidad” a la hora de elegir la verdadera identidad y el propio camino a
seguir.
¿Quién decide qué es
lo normal? ¿Quién dibuja la línea entre lo que es normal y lo que no? ¿Quién ha
dicho que amar libremente y sin miedos deba ser rechazado? Dejemos de una vez
la supuesta normalidad a un lado, dejemos de poner límites y barreras, vivamos
libres y sin miedo. Saquemos esa bandera llena de colores que representa la
igualdad y la libertad.
¡¡Saquemos la bandera con orgullo y sin miedo ya!!
Ana Gallego Cuadrado
Sec. Igualdad de Oportunidades